Hay un monstruo que habita en mí. Vive dentro de mí, en mi cabeza. Y me molesta. Suele hablarme de malas formas, hace que dude de mí, pone en caos mi mente, me humilla, me lleva al límite, no me deja descansar, me juzga, no confía en mí. Me agota y me consume.
Hay un monstruo que habita en mí. Y me da miedo.
Vivo tratando de ignorarlo y de correr más que él, quizás algún día desaparezca y lo pierda de vista. A veces trata de castigarme haciendo que me duela el pecho, me cueste respirar, me tiemble todo el cuerpo, se me nuble la vista, o incluso haciendo que enferme. Hay un monstruo que habita en mí. Y creo que ya no aguanto más.
No entiendo por qué sigue aquí y qué es lo que quiere de mí.
- Monstruo que habitas en mí, ¿por qué me tratas así?
- Hago esto por ti, trato de decirte lo que nunca has querido escuchar, que nunca te rindas, te atiendas y te cuides. Solo estoy mirando por ti.
- Monstruo que habitas en mí, ¿por qué lo haces de esa manera? No me hace bien que me trates así.
- No sé hacerlo de otra forma, creo que es lo mejor para ti.
- Monstruo que habitas en mí, vamos a tratar de convivir. Yo voy a pararme a escuchar lo que me quieres decir y decidir si es lo mejor, o no, para mí. Y tú vas a tratar de darme más espacio y dejarme decidir.
- No me va a gustar ver lo que puedes hacer sin mí.
- Monstruo que habitas en mí, sé que es difícil para ti y para mí. Pero así no estaré en un sinvivir.
Querido monstruo que habitas en mí, traté de luchar contra ti, y me di cuenta que es mejor entendernos y en armonía tratar de convivir.
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