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  • Foto del escritorAntonio Barba Herrera

El paradigma de lo real: qué gafas me pongo.

Voy a comenzar con un tópico, el ser humano es complejo, eso todos lo sabemos. Y como complejos que somos nuestra forma de interaccionar con la realidad, con el mundo e interpretarlo no deja de ser igualmente compleja.

Es como una navaja multiusos, cuanto más utensilios y herramientas tenga, más difícil nos será entender para qué sirve la navaja. El ser humano, como la navaja, tiene múltiples herramientas que le ayudan a interpretar e interaccionar con la realidad, es decir, le ayudan a tomar decisiones.

Lo malo es cuando siempre utilizo la misma herramienta, habrá veces que me sirva y otras tantas que no. Incluso puede que deje de servirte para siempre y sufras porque siempre fallas en anticiparte e interpretar la realidad. Esto es algo que les pasa a las personas ansiosas, cada vez que afrontan un proyecto, siempre les viene el mismo pensamiento: “no puedo”, “no soy capaz”. Ya nos acostumbramos a “fallar” en interpretar la realidad, y nos creemos que somos eso, es decir, interpretamos la realidad bajo el paraguas de ese mismo pensamiento, del “no puedo”, “no soy capaz”. De forma fija y automática siguen empleando ese recurso que te manda la mente cuando interactuamos con la realidad que nos rodea.

La del pensamiento es una de las formas de interpretar la realidad a través de los mensajes que te manda la mente. Por ejemplo, si veo a alguien conocido por la calle y veo que no me saluda, algunas personas pueden pensar “no me ha saludado porque no le caigo bien”. En algún momento ha podido pasarte eso, pero eso no significa que siempre sea así, aunque tengas ese pensamiento y creas al 100% en él. La mente es útil para anticipar algún peligro o valorar la probabilidad de que ocurra algo, nada más. Mirar el mundo exclusivamente desde los pensamientos nos hará vivir anclados en las fantasías de nuestra mente.


Otra manera que tenemos de interpretar la realidad es a través de las emociones, es decir por cómo me hace sentir (sentimiento). En lugar de decir “no puedo” o “no soy capaz”, desde el corazón identificar que una situación me da vergüenza, o que tengo miedo de fracasar en lo que quiero afrontar porque para mí es importante. La manera de verlo es observando dicha situación desde lo que te dice la emoción, si por miedo me preocupa hacerlo mal, con mucho respeto y amor hacia uno mismo, ser responsable y llevar mi energía en hacerlo lo mejor que pueda. Si por tristeza me cuestiono el sentido de la vida, atender mis necesidades profundas y llevarlas a cabo con paciencia y compasión hacia un@ mism@, sin exigencia. Las emociones son un recurso valioso que nos ayuda a entender nuestras necesidades más primarias. No obstante, si solo vemos el mundo desde las emociones nos engancharemos a ellas y no seremos responsables de cumplir con dichas necesidades. En este caso siempre hay que ir un poco más allá y actuar con responsabilidad y respeto hacia uno mismo.

Otra forma de interpretar la realidad o lo que está pasando, es interpretarla a través de la experiencia que hayamos tenido hasta el momento. Se trata de indagar en nuestra memoria y descubrir lo que nuestra experiencia nos dice. Siguiendo con el ejemplo anterior, si una persona conocida no me saluda por la calle, identificar qué es lo que ha pasado otras veces. Siendo más concretos, y como nos ha podido pasar a nosotros o algún conocido, entender que no te saluda porque puede que sea una persona que no presta atención o, incluso, tiene problemas de visión, entre otras cosas. También puede que no te salude porque no quiera hacerlo, lo importante es atender sin juzgar a aquello que se acerque más a lo que nos dice nuestra experiencia. Si sabemos utilizarla, la experiencia no deja de ser una gran aliada que nos puede ayudar a entender y afrontar la situación que tenemos delante. Lo bonito de esta forma de ver la realidad es que siempre que nos abramos a la experiencia, seremos más flexibles, es decir, nos adaptaremos mejor a ella, ya que tendremos una gran cantidad de recursos para interpretarla.

No obstante, nuestra experiencia a veces puede confundirnos porque haya sido muy desafortunada y llevarnos a pensar que la realidad siempre será de la misma forma que hemos vivido. Aquí entre en juego otra forma más sutil, diría yo, de interpretar la realidad. Esta sería a través de la percepción, o dicho de otra forma, a través de los sentidos. Es decir, no ver más allá de lo que estás viendo, no sentir (tacto) más allá de lo que estás sintiendo, no oír más cosas de las que estás oyendo. Por ejemplo, si un conocido no te ha saludado por la calle solo atender a eso, a la sensación de que no te haya saludado, sin ver nada más allá, sin atender a nada que no exista en el aquí y ahora. Esta puede que sea la manera más genuina de vivir en el presente, aquello que nos hace contactar más con nosotros mismos, sin pretensiones, sin complicaciones, solo soy lo que ahora siento que soy, ni más ni menos. En este sentido, nuestro cuerpo es el gran valedor de esta forma de interpretar la realidad. Él como ninguna otra cosa va a reaccionar e informarnos de qué eventos ocurren en nuestro interior, en el momento presente, mandando señales que lo inciten a mirarnos y atendernos.


El ser humano sí, es complejo, pero dentro de nuestra complejidad si aprendemos a utilizar los recursos de los que disponemos en su conjunto y no de forma aislada seremos capaces de adaptarnos a cualquier circunstancia. Muchas veces se dice que “el ser complejo” es un defecto, sin embargo, es evidente que todo recurso que no sepamos emplear puede ser un defecto si no aprendemos a utilizarlo. En el momento que aprendemos el defecto se convierte en virtud, nuestra virtud. Por lo tanto, de aquí en adelante centremos nuestros esfuerzos en aprender qué gafas ponernos para así mirar la realidad y vivir la vida de la forma más genuina y productiva posible.

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