Reflexiones del pasado encuentro Mindfulness: Mitos y Realidades.
Vivimos en una época social donde todo tiene precio, todo puede ser comprado y vendido. Buscamos constantemente soluciones rápidas para el malestar humano y por tanto hemos romantizado e idealizado el concepto de bienestar. Desde mi perspectiva entiendo que el bienestar es una búsqueda activa y continua de aquello que me sienta bien. Es decir, un constante “darme cuenta” de lo que me provoca malestar y un constante “darme cuenta” de lo que necesito para apaciguar, tolerar y equilibrar eso que siento.
La realidad es que la experiencia humana tiene sus luces y sus sombras y una no puede existir sin la otra, igual que el día no existe sin la noche. Es en este punto donde la idealización del bienestar y la capitalización de las técnicas terapéuticas cobran un tinte peligroso. La salud mental y emocional sufre las consecuencias.
Ante esta realidad que vivimos me nacen dos mensajes claros:
Seamos críticos con aquello que consumimos, sobre todo, cuando nos venden técnicas como si fueran la “panacea” del sufrimiento, dotemos del beneficio de la duda aquello que me exponen como la “varita mágica” de mi dolor.
Como profesionales, seamos honestos y respetuosos con nuestro trabajo y con las personas que acuden a nosotr@s. Tengamos claro donde esta nuestro límite profesional. Seamos compañeros de verdad y entendamos la derivación en el momento justo como un éxito profesional.
No echemos leña hacia la hoguera de la idealización y el romanticismo del bienestar. Si nos acercamos demasiado, como fuego que es, quema. No existen panaceas pero si existe el peligro de vender esta idea. Existe la responsabilidad profesional. Bien delimitadas y desde el respeto, las técnicas (como el mindfulness) son una herramienta poderosa, un complemento que nos aporta pero que en ningún caso sustituye a un encuadre terapéutico profundo.